Ahora esta habitación es más cálida, fresca y tiene personalidad. ¿Las claves? Poner papel pintado en una pared, un cabecero reciclado y complementos con color. Además, el antiguo armario se ha convertido en un minivestidor.
1. El papel actualiza y alarga la pared
Las rayas son un clásico elegante que siempre quedan bien a la hora de decorar la pared del cabecero. Hacen que el techo se eleve visualmente y estilizan la pared. El color beige, además, tiene un efecto envolvente, a la vez que resulta muy luminoso.
Las láminas simétricas con fondo blanco y marco fino que decoran la pared rompen la verticalidad y añaden un foco de luz.
El cabecero es, en realidad, una puerta antigua recuperada que aporta personalidad al dormitorio y le da un aire rústico y chic. Se ha lijado y aplicado un barniz inodoro que destaca las vetas y le otorga un aspecto muy natural.
2. La ropa de cama que añade frescor
Los textiles turquesas, como la colcha o la funda de almohada, aportan color y vida a las sábanas y la colcha blancas, que son la mejor base para vestir la cama. El turquesa es un color dinámico que transmite a la vez frescor, limpieza y serenidad y que crea un dúo muy luminoso junto con el blanco.
3. El dormitorio ha ganado orden y armonía
El dormitorio tiene ahora más sitio para guardar. En la zona inferior de la estantería se ha ganado un armario en el que se organizan los zapatos de temporada. Junto a él, se ha añadido un puf redondo que permite calzarse y descalzarse con comodidad; apenas ocupa y es fácil de mover.
Un banco super práctico conecta con el cabecero y aporta calidez al dormitorio, tanto por la madera clara como por la tapicería de lino. Además de su función decorativa, es un mueble muy versátil. Sirve tanto para dejar preparada la ropa del día siguiente, como para colocar los cojines al retirarlos de la cama en el momento de acostarse o para tener a mano siempre una manta de entretiempo. Para evitar el desgaste por el uso, se ha elegido una tela antimanchas, que se limpia con agua y jabón neutro.
Las nuevas mesillas aligeran y ordenan. Se ha escogido un modelo con un amplio cajón que desahoga la encimera, con una balda que sirve de expositor y con un espacio inferior que se aprovecha con un cesto contenedor. Aporta sensación de orden junto a la cama. Para iluminar, un aplique articulado extensible permite dirigir la luz para leer mejor.
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4. Se ha creado un vestidor que separa
En el pasillo de entrada al dormitorio se ha montado un mini vestidor en U añadiendo un módulo estrecho a cada lado del armario original. Uno de ellos independiza de la cama sin cerrar y crea una zona recogida que, sin embargo, no impide que llegue la luz de la ventana del fondo.
Dos módulos con baldas a los lados. Uno tiene estantes a la vista con cajones y maletero para la ropa de otra temporada. En los cajones se guardan pijamas, ropa deportiva... Y en las baldas, jerséis y fulares de uso cotidiano. Enfrente, en el otro cuerpo, zapatos en la parte inferior con puertas.
Un armario abatible hasta el techo, de 80 centímetros, ocupa la pared central. Los frentes se han lacado en blanco para ganar claridad en este rincón del dormitorio y se han decorado con molduras que aportan un aire clásico elegante y con tiradores negros de bola muy actuales.
PRESUPUESTO:
- Vestidor de 3 cuerpos (1 armario y 2 módulos laterales) en melamina. Similar desde 1.560 €.
- Banco de olmo de 135 x 45 x 50 cm (228,75 €).
- 2 mesillas blancas. Mod. Vikhammer (40 x 39 cm) en Ikea (59,99 €/u).