Por motivos de higiene, básicamente, el cuarto de baño es una de las estancias que limpiamos con más frecuencia. El WC, el lavabo, la mampara y los espejos, son las partes del mismo en las que incidimos más y, a pesar de que a veces no lo tenemos demasiado en cuenta, deberíamos cambiar con frecuencia las toallas, para evitar que la humedad que siempre hay en ellas, sumada a la escasa ventilación, genere gérmenes y bacterias.
Sin embargo, hay otras zonas de esta estancia que normalmente nos olvidamos de limpiar, ya sea porque no las tenemos demasiado en cuenta o porque son difíciles de acceder. Te contamos cuáles son estos rincones y te aconsejamos que, a partir de ahora, prestes especial atención a la hora de limpiarlos para conseguir una higiene completa de tu cuarto de baño.
Limpia todos los grifos que se encuentran en el baño.
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5 rincones del cuarto de baño que siempre nos olvidamos de limpiar
Estas son las zonas de nuestro cuarto de baño que, por lo general, descuidamos cuando limpiamos esta estancia:
Debajo del lavabo. A pesar de que este es una de las zonas en las que más incidimos cuando limpiamos el baño, nos enfocamos en su parte interior, olvidándonos de la suciedad que hay debajo y que se puede acumular por salpicaduras al lavarnos la cara o los dientes. Esta zona es muy fácil de limpiar y, si lo hacemos a menudo, conseguiremos evitar la aparición de bacterias.
La parte de atrás del inodoro y la tapa. Las salpicaduras y la humedad, sumadas al difícil acceso, hacen que descuidemos la limpieza de esta parte del sanitario. Cuando hablamos de la tapa, podemos ayudarnos de un cepillo de dientes viejo para limpiar esas zonas en las que no entra la bayeta. Sea como sea, es vital hacer una limpieza profunda del WC.
La tira que sella la mampara de la ducha. Solemos limpiar la ducha con frecuencia, tanto el plato como la mampara, pero, la tira que une ambos suele pasar más descuidada, acumulando infinidad de bacterias y adquiriendo un aspecto ennegrecido o anaranjado. Podemos usar vinagre de limpieza o lejía disuelva en agua, aunque también hay limpiadores antimoho bastante efectivos. Cuando limpiemos bien esta zona es vital secarla, para evitar que la humedad la vuelva a deslucir.
El cabezal de la ducha es otro de los elementos del baño que no te puedes olvidar.
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El cabezal de la ducha. Si ves que sale menos agua de lo normal por la alcachofa o que hay manchas blancas alrededor de sus agujeritos, significa que tiene cal y que es posible que, unidos a ella, también una gran cantidad de gérmenes. Para limpiarlo, podemos desmontarlo y meterlo en un recipiente con agua y vinagre de limpieza. Después, lo frotaremos con agua tibia y jabón y, cuando se seque, lo volveremos a colocar. Es recomendable repetir este proceso de forma mensual para asegurar una buena higiene.
El rebosadero del lavabo. Es decir, el orificio que hay debajo del grifo y que, cuando no limpiamos con frecuencia, suele acumular manchas negras, ya que es lugar perfecto para que proliferen las bacterias. Podemos limpiarlo con una tacita de bicarbonato de sodio y vinagre de limpieza (que crearán un efecto efervescente), dejarlo actuar y, después, enjuagarlo con agua caliente.
Si te acuerdas de limpiar estas zonas de tu cuarto de baño cuando lo limpias, conseguirás eliminar todas las bacterias y gérmenes que hay en él, logrando una limpieza completa.