Llevar a cabo un proceso de descarte en casa para el que es necesario soltar cosas no es solo una cuestión de orden, también es una forma de cuidarte. Cuando acumulamos objetos sin sentido, también acumulamos ruido visual, decisiones pendientes y emociones atrapadas. Una casa llena de cosas que no usamos se vuelve pesada, difícil de limpiar y de disfrutar. En cambio, una casa ligera transmite paz, claridad y bienestar.
Pero dejar ir no siempre es fácil. Muchas veces no son las cosas lo que nos cuesta soltar, sino las historias y el valor sentimental que les añadimos. Sin darnos cuenta, convertimos lo material en emocional, y eso nos impide avanzar. Otro problema muy común en este proceso de descarte es pensar que soltar es renunciar, cuando realmente tiene que ver con hacer espacio, permitir que tu hogar respire, que tú respires.
Para que nos sea mucho más fácil soltar lo que no necesitas más en tu vida, la experta en orden Mari Carmen Gómez nos ha compartido qué 5 preguntas debemos hacernos para que nos sea más fácil tomar la decisión y podemos soltar sin agobiarnos. No hace falta vaciar toda la casa. A veces, con un solo cajón ya se siente el cambio.
1. ¿Cuándo fue la última vez que lo usaste?
Muchas veces, no somos conscientes que guardamos cosas en casa que llevamos muchísimo tiempo sin usar. Por eso, la primera pregunta que Mari Carmen nos sugiere hacernos es cuándo fue la última vez que lo usamos. La experta dice que si han pasado meses, o incluso años, sin tocar ese objeto, es posible que no lo necesites.
Quizás sigues guardando ese jersey porque “nunca se sabe”, pero si ni en invierno te acordaste de él, es probable que ya no tenga lugar en tu vida. Revisar la frecuencia de uso ayuda a tomar decisiones desde la realidad, no desde la idea de lo que podrías necesitar.
Si algo lleva mucho tiempo en casa sin usarse, ha llegado el momento de decirle adiós.
El Mueble RBA
2. ¿Te gusta o solo te da pena tirarlo?
Esta pregunta es una de las más difíciles y la principal culpable de la acumulación de objetos, ya que lleva implícita una gran carga emocional. La mayoría de las veces guardamos las cosas por pena, porque alguien cercano nos la regaló o simplemente por no sentir que fallamos al comprarlas y que fue un gasto tonto de dinero.
Pero si algo no nos gusta, ¿por qué debería ocupar espacio en tu casa? Mari Carmen dice que las casas deberían estar llenas de objetos que nos gusten, no de cosas que nos hagan sentir mal o culpables. Es importante agradecer lo que fue y dejarlo ir. No es una pérdida, es una liberación.
3. ¿Lo usarías hoy, tal cual es?
Esta pregunta es clave. Esa chaqueta que algún día arreglarás, esos pantalones que te quedan justos, el jarrón que no pega con nada, ¿los usarías hoy, tal como están? La experta lo tiene claro: Si la respuesta a esta pregunta es un no rotundo, ha llegado la hora de soltar. Guardar objetos que necesitan reparaciones, adaptaciones o condiciones especiales para usarse puede ser solo una forma de posponer la decisión de deshacerte de ellos.
Las cosas en casa no se guardan por si acaso te hacen falta en un futuro, sino porque realmente te son útiles en tu presente.
RBA
4. Si lo perdieras, ¿lo volverías a comprar?
Esta pregunta es directa, práctica y nos ayuda a conectar con el valor real que le damos a las cosas. Básicamente, Mari Carmen nos anima a que nos imaginemos que ese objeto desaparece de casa. ¿Lo echaríamos de menos? ¿Iríamos a buscar uno igual? Si no estamos dispuestas a volver a gastar tiempo o dinero en reemplazarlo, probablemente no sea tan importante como creíamos.
Sigue toda la información sobre decoración, orden, limpieza y buenas compras en el perfil de Cosas de Casa en Facebook y también en el canal de Cosas de Casa en WhatsApp. ¡Te esperamos!
5. ¿Lo estás guardando por si acaso o por si te da por usarlo?
Aquí entra nuestro mayor enemigo, el “por si…”: por si adelgazo, por si lo necesita alguien, por si me apunto a clases de yoga, por si me invitan a una fiesta de gala. Si tienes una casa llena de “por si acasos”, en realidad estás viviendo en un futuro que quizás nunca llegue. Guardarlo todo “por si” te impide vivir plenamente el ahora. Quédate solo con lo que se alinea con la persona que eres hoy.