Las toallas son uno de los textiles del hogar que más usamos en nuestro día a día, un básico que está presente en todos los cuartos de baño sin excepción. Además de saber elegirlas bien a la hora de comprarlas, mejor si son de algodón o microfibra, también es necesario detectar cuándo ha llegado el momento de reemplazarlas por unas nuevas. Y es que las toallas, por el uso diario que les damos, y, además, por estar en contacto con el agua, se pueden estropear más pronto que tarde.
Al usarlas en nuestra higiene corporal para secarnos el cuerpo, es importante que estén impecables y en buen estado. Para ayudarte a saber cuándo debes cambiar tus toallas viejas por unas nuevas, te dejamos, a continuación, un listado con 6 señales claras que indican que tus toallas necesitan ser renovadas.
Llegó el momento de cambiar las toallas
Si al revisar tus toallas ves que cumplen algunas de estas señales, no esperes mucho más para deshacerte de ellas y comprar unas nuevas:
1. Absorben menos que antes
Las toallas las usamos para secarnos las manos o el cuerpo después de ducharnos, de ahí que su principal característica sea su capacidad de absorción. Con el tiempo, y por el uso excesivo de detergentes y suavizantes, esta capacidad de absorción va disminuyendo. Por eso, en cuanto sientas que no absorben el agua como antes, despídete de ellas y ve a por unas nuevas.
2. Sus colores van desapareciendo
Unas toallas desteñidas dan una apariencia un tanto antiestética a cualquier cuarto de baño. Las toallas pueden ir perdiendo color por estar expuestas mucho tiempo al sol para secarse o por usar limpiadores agresivos durante los lavados. Así que si alguna de tus toallas está empezando a perder color, cámbiala por una nueva.
3. Están apelmazadas o deshilachadas
Tampoco es buena señal que tus toallas estén apelmazadas o deshilachadas. En el caso del deshilachamiento, significa que el tejido se ha vuelto más fino y más débil, mientras que cuando se apelmazan es por culpa de usar mucha cantidad de detergente. Estas son dos claras señales de que las toallas están dañadas y que, incluso, puede que notes en tu piel.
4. Empiezan a oler mal
Si no secas bien tus toallas después de usarlas, la humedad se queda acumulada en las fibras de sus tejidos y empiezan a desprender malos olores. ¿El problema? Pues que este mal olor, cuando vuelves a usar la toalla, se te impregna en el cuerpo. Como no quieres ir oliendo mal, ya sabes la solución: adquirir unas nuevas.
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5. Ya no son tan suaves
Es un auténtico placer salir de la ducha calentita y envolverte en una toalla mullida y suave, pero es realmente desagradable cuando esa suavidad ha desaparecido y lo que recibimos a cambio es una sensación de aspereza muy desagradable porque el tejido está ya desgastado. Llegado este momento, es hora de reemplazarla.
6. Son más pequeñas
La última señal clara que te indica que ha llegado el momento de cambiar las toallas por unas nuevas es cuando han encogido, es decir, son más pequeñas de tamaño, tanto, que te resulta imposible envolverte todo el cuerpo con ellas.