Al igual que en la moda, en decoración, el blanco es el color de fondo de armario más popular. Y es normal. Es un color versátil, que encaja en cualquier estilo decorativo y que, además, tiene muchas ventajas. Por ejemplo, es un gran aliado para regalar amplitud y luminosidad, pero también es un tono elegante, atemporal y que ofrece sensación a limpio. Te damos 9 claves para decorar un salón blanco.
1. Los muchos tonos del blanco
Blancos hay muchos. Así que a la hora de decorar un salón blanco, apuesta por combinar distintas intensidades de este color. Emplea un blanco puro para las paredes y otros más cálidos para la tapicería o fundas del sofá, por ejemplo. Si añades algún complemento, como unas mantas sobre el sofá, en beige quedarán genial y aportarán un punto más cálido.
2. Juega con el color
Otra de las virtudes del blanco es que combina con todos los colores. Teniendo en cuenta esta premisa, puedes emplear tonalidades cálidas o frías para conseguir un efecto más veraniego o más otoñal. Lo ideal es añadir estos colores que aportan personalidad en complementos textiles, como los cojines, que son fáciles de cambiar y una opción económica para darle otro look al salón. Es una manera sencilla de dar vida a un salón blanco.
Aquí se han añadido unos cojines de tonos cálidos que ayudan a dar calidez y un estilo veraniego y acogedor.
3. Añade calidez
Aunque el blanco es un color muy versátil, tiene un hándicap. Y es que este color peca de ser un poco frío, de manera que puede dar sensación de hospital. Además del color, hay otros recursos que puedes emplear para conseguir subir la temperatura. Uno de los más sencillos de aplicar es combinar el blanco con materiales como la madera y las fibras naturales.
Así que, un sofá y puff blancos, como los de esta propuesta, quedarán genial con una mesa de centro de madera y una alfombra de fibra natural. Aquí la calidez es una garantía.
4. Más elegante
Aunque el blanco es un color relajante y desenfadado, también tiene matices elegantes si lo combinas con los materiales adecuados. Así, un ribete negro en la tapicería del sofá (o en las fundas) conseguirá darle a la decoración un punto más sofisticado, además de ser tendencia.
¿Quieres que tu salón sea aún más chic? Unas mesas de centro con un sobre con acabado marmolado y perfil en negro quedarán genial con el sofá y conseguirá un aspecto mucho más elegante y con mucho estilo.
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5. Todo al blanco
Si te decantas por una decoración total white, es decir, tanto las paredes como la tapicería del sofá, como los cojines, la alfombra, las lámparas y hasta los cuadros que decoran las paredes son blancos, es importante que incluyas muchos elementos que aporten calidez.
En este caso, la madera es la clave. La puedes incluir en la estructura de la mesa de centro, en unos estantes abiertos que aprovechen un retranqueo, en los muebles del comedor y, por supuesto, en el suelo. Si, además, añades algún objeto de fibras naturales, conseguirás un look muy desenfadado.
6. Contraste de color
El blanco es el color base perfecto si quieres añadir un mueble de color a la decoración. Es una forma sencilla y resultona de llevar la atención a eso que queremos destacar, consiguiendo, además, acentuar la presencia de la pieza de color. En este salón es el sofá chéster en verde el que roba todas las miradas, pero gracias a que todos los elementos que lo rodean (paredes, techos, suelos, alfombra, cortinas y el otro sofá) son de color blanco.
Para dar mayor homogeneidad a la decoración, se han añadido varias plantas y algún complemento más en verde, como unos libros o el plaid sobre el reposabrazos del sofá blanco.
7. El blanco encaja en cualquier estilo
Lo mejor del blanco es que es un color versátil que encaja con cualquier estilo. Si el beige está más relacionado con espacios de corte clásico y el gris lo asociamos a estancias modernas, el blanco es capaz de encajar bien en cualquier estilo.
Así, en un salón clásico ayudará a aportar luminosidad y restarle un poco de seriedad. Pero es que en un salón moderno, el blanco se lucirá, como aquí.
8. Aliado de espacios pequeños
El blanco es conocido por sus propiedades para ampliar espacios y regalar luminosidad. Por eso, emplearlo para decorar un salón pequeño es una gran opción. Y no solo te animamos a que lo incluyas en paredes y la tapicería de los sofás.
En este salón recuperado, donde el techo es de tradicional bovedilla catalana, se ha pintado de blanco para que la luminosidad no se vea sacrificada y el espacio parezca mucho más grande de lo que en realidad es.
9. Más otoñal
Aunque el blanco es un color que relacionamos con el calor y las casas de verano, con los complementos adecuados puede adaptarse a cualquier temporada del año. Así, si quieres rebajar su luminosidad y darle un punto más otoñal, te recomendamos que lo combines con maderas oscuras, como cerezo o nogal, así como con textiles marrones y ocres.