La armonía y la emoción están muy presentes en cada uno de los proyectos que pasan por las manos de la arquitecta Núria Selva Villaronga de NSV Arquitectura e Interiorismo (nuriaselva.com). Su estudio de arquitectura en Barcelona en el que trabaja en proyectos de rehabilitación, reforma, interiorismo y decoración.
Sus proyectos se caracterizan por su minimalismo cálido, que combina la filosofía del “menos es más” con la calidez del interiorismo emocional que busca que los espacios despierten emociones, generen bienestar y transmitan belleza. Y todo apostando por centrarse en lo esencial y olvidarse de lo superfluo. Nos cuenta cómo lo consigue.
Proyecto de reforma de Núria Selva de un piso modernista en Barcelona.
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Defines tus proyectos bajo la etiqueta del minimalismo cálido, ¿cómo explicarías ese concepto?
El minimalismo cálido es encontrar el equilibrio entre el “menos es más” con elementos que crean un ambiente acogedor. Combina la simplicidad del minimalismo con materiales naturales, texturas envolventes y una iluminación cálida.
El resultado son espacios serenos, funcionales y acogedores, donde la armonía y la emoción cobran protagonismo. La clave de este minimalismo es que no se trata solo de eliminar lo innecesario, sino de dar protagonismo a lo esencial, a esos elementos que realmente importan, que cuentan una historia y conectan con quienes habitan el espacio.
Si algo nos mueve en NSV, es que cada persona tenga un hogar que la acoja. Que tenga calidez. Esa calidez que, después de un mal día, envuelve al cruzar la puerta y aporta confort emocional. El 'calor' de un espacio sereno, donde el silencio no se siente como soledad, sino como refugio. La calidez de un hogar que no solo es bonito, sino que se parece a quien lo habita. Porque, al final, eso es lo que buscamos en cada proyecto: diseñar hogares que no solo se vean bien, sino que se sientan bien. Sin duda esta es nuestra misión.
En general, ¿crees que la gente tiende a sobrecargar sus casas?
Sí, y muchas veces sin darnos cuenta, me incluyo. Nos cuesta desprendernos de cosas, acumulamos por inercia y acabamos conviviendo con objetos que no aportan nada. Un hogar tiene que ser funcional, pero también debe respirar. A veces, liberar espacio es la mejor manera de ganar bienestar. No se trata de vivir con lo mínimo, sino con lo esencial y significativo.
Dormitorio decorado por Núria Selva con toques de color y respetando el techo abovedado.
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También dices que buscas crear “espacios que emocionen” y que tus proyectos persiguen el equilibrio entre “belleza, funcionalidad y emoción”. ¿Cómo lo consigues?
Escuchando mucho al cliente y entendiendo su forma de vivir. Cada decisión en un proyecto cuenta: desde la distribución hasta la textura de un tejido. Me gusta pensar que diseñamos experiencias, no solo espacios. La clave está en combinar materiales naturales, jugar con la luz, los colores y las proporciones para generar atmósferas que transmitan sensaciones. Me baso en el uso de líneas simples y formas contemporáneas, con una base neutra, materiales nobles y naturales (madera y piedra), tejidos de lino, una paleta sosegada. Esto busca transmitir sensaciones de serenidad, hogar, recogimiento. Luego, si es necesario, añado ciertos contrastes en blancos y/o negros, por ejemplo, en las lámparas. Y, finalmente, me encanta sumar una chispa de color en unos cojines, un cuadro, o en un accesorio. En un elemento que dé un toque de vida sin recargar el ambiente, y que se pueda modificar fácilmente con el tiempo.
¿Cómo definirías el concepto de interiorismo emocional que también acuñas?
Mi filosofía creativa se basa en realizar un interiorismo emocional; creando espacios que despiertan emociones, generan bienestar y transmiten belleza. Diseño espacios donde las personas se sienten bien, a gusto, al conectar con las emociones, valores y sensaciones propias de cada marca, local o empresa.
Este enfoque va más allá de la simple decoración de interiores y se centra en la experiencia emocional que se experimenta al estar en un espacio. Es por eso que se le llama "emocional", ya que se trata de crear un ambiente que despierte sensaciones y emociones en las personas. Los espacios pueden transmitir una sensación de calidez y tranquilidad, o pueden ser emocionantes y estimulantes. Algunos espacios pueden hacernos sentir seguros y protegidos, mientras que otros pueden hacernos sentir vulnerables y expuestos. Además, el uso de diferentes elementos de diseño, como la iluminación, el color, las texturas y la disposición de los muebles, puede tener un impacto en nuestro estado de ánimo y bienestar emocional.
Proyecto de interiorismo de Núria Selva que apuesta por la conexión interior/exterior y por el uso de materiales naturales.
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Por ejemplo, una habitación con colores cálidos y luz natural puede crear una sensación acogedora y relajante, mientras que una habitación con colores fríos y luz artificial puede generar una sensación de distancia y frialdad. O cuando llegas a un restaurante, y en lugar de que te toque sentarte en una mesa recogida en un rincón, con una iluminación cálida y adecuada, te toca la mesa del centro de la sala, iluminada con luz blanca, fría y deslumbrante. En resumen, el interiorismo emocional puede tener un impacto significativo en cómo nos sentimos en un espacio. Al agregar elementos sutiles que te hagan sentir bien, puedes crear un ambiente emocionalmente conectado y armonioso en cualquier lugar.
Para ti las casas son como las personas, están vivas y evolucionan. ¿Cómo se puede trasladar esto al interiorismo sin que signifique hacer cambios continuamente?
Una casa tiene que adaptarse a nosotros, no al revés. A veces, pequeños cambios pueden dar un aire nuevo sin necesidad de grandes reformas: cambiar textiles, mover muebles de sitio, incorporar piezas con más personalidad o jugar con la iluminación. El interiorismo no es algo estático; es un reflejo de quienes somos y cómo vivimos en cada etapa de nuestra vida.